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1.    Mi nuevo amigo pezuña
Por: Manuel Jaimes Ordúz

En una noche de frío y de temor añorando a un amor que tuve y dejó de ser, a alguien que vino y se fue, envuelto en un océano de contradicciones y en un revueltijo de energías, me encontraba sentado el viejo parque al pie del cementerio, cuando a mi escaño se acercó un  extraño muchacho, rápido de labios y astuto de corazón y me dijo:
Padre me regala una moneda
Yo en el aburrimiento que me encontraba más triste que alcohólico recién operado  me dije a mi mismo vamos a dialogar con alguien así sea con un sucio drogadicto:
Muchacho si tiene hambre ha encontrado al sujeto indicado, pida una hamburguesa en el carro yo aquí hago señas para que lo atiendan.
El muchacho se sentó al pie mío con la hamburguesa en la mano más contento que niña retrasada con novio y empezó a hablarme de la siguiente manera:
Me dicen pezuña soy miembro de las barras bravas de la fuerza leoparda sur soy uno de los mandones del parche, siempre participo en los tropeles y  he herido a varios, usted no me lo está preguntando viejo gordo pero por ser usted tan buena persona se lo confieso, fabrico bombas hechizas que llaman papas y las hago de pólvora armadas con una arandela y con aluminio.
¿Por qué hace eso usted muchacho es que no respeta el prójimo?
No. Es que yo defiendo los colores de mi equipo, y aparte de esto viejo pana, luchar me hace sentir vivo; también le confieso que fabrico bombas de pegante, estas son mas mortales y con ella he jodido a varios. Qué chévere es vivir la guerra.
Muchacho necio y a usted la guerra le da de comer.
La guerra no me da de comer pero si me produce libertad. Qué saca un perro gordo como usted estar bien bañado y bien vestido si no siente la libertad y que saca usted con sentarse en frente de un cementerio añorar una casquivana que se fue si nunca fue suya porque si hubiera sido suya nunca se hubiera ido.
Y usted como sabe chico estúpido  que no siento la libertad, que estoy añorando una mujer y como diablos sabes que era una casquivana.
Pues si ñero yo se que no siente la libertad porque mira siempre el reloj y se que añora una mujer parcero porque se le nota en la mirada y se que era una casquivana porque lo manes generosos como usted siempre se enamoran de mujerzuelas.
Esta usted en lo cierto bazuquero.
¿Y usted como sabe que soy bazuquero?
Por esas manchas amarillas que tiene en los dedos, y también se que es un ladrón por que todos los viciosos lo son.
Pues no se lo puedo ocultar es mas desde que llegué usted me mira los dedos como lo hacen todos los sapos, tampoco le puedo negar que soy un ratero porque todos los viciosos lo somos. Eso no importa voy a seguir hablando de mi vida y discúlpeme huevón por meterme en la suya, ayer tenia $3.000 con esos $3.000 fui a la olla y compré hierba esa hierba la revolví con pino y se la metí a un marrano en $10.000 con esos $10.000 compre cocaína la revolví con leche en polvo y a esa leche en polvo le saque $30.000 y eso $30.000 si me los fume.
Ayer se fumó $30.000 y hoy no tiene una moneda.
Eso fue ayer hoy. Ese es el problema de la gente que siempre vive del pasado o vive del futuro y se afana por cosas que ni siquiera han llegado, pero eso que importa sigamos con mi milonga mi ñero mi brother yo vivo de la misericordia de  Dios antes trabajaba haciendo asientos para motocicletas, pero el mundo del fútbol me absorbió eso me quita energía y también consumo drogas como ya sabe; esta mañana hice una pira tuna conseguí dos hierros viejos los metí empacados en una bolsa y levanté un marrano al que se los vendí asegurándole que eran dos repuestos del almacén de enfrente, la gente de la misma codicia cae fácilmente y también vendo un reloj que por encima es Orient  y por debajo solo un mecanismo de $1.000, la gente lo mira y dice la oportunidad de mi vida un Orient y caen como Sansón con Dalila, pero yo quiero salir de esa vida de callejero.
Entonces por qué no se vincula a un programa de recuperación de la droga.
Es que a mi no me gusta que me den ordenes y por allá dan muchas ordenes.
Entonces yo le dije a este joven como de 21 años más mañoso que un burro viejo:
Mi nuevo amigo pezuñas a usted lo único que le pusieron bien fue el apodo.



2.    FUEGO CRUZADO
Rafael Antonio Quiroz Cifuentes

Siempre se había preguntado qué pasaría si llegaba a suicidarse.  Cuando estaba a punto de realizarlo, algún inconveniente lo obligaba aplazarlo indefinidamente.  Creciendo, creciendo esta inquietud se le convirtió en una obsesión.

Se hizo mayor de edad, terminó la secundaria, fue profesional, se especializó y su negocio bien administrado le permitía darse algunos gustos como viajar a Europa, su continente preferido, pues se decía que en una vida anterior Alemania había sido su cuna.

Donde quiera que se encontrara, la obsesión se le hacía más insostenible.  Planeó el suicidio, ubicando día, mes y hora. Llegada la fecha, se dirigió hacia el río, para lanzarse del puente.  Cuando se dirigía a la baranda se desató una balacera recibiendo seis impactos de pistola que terminaron con su vida.  La gente que sabía de su intención, comentaba con ironía:  "Esto pasa con frecuencia cuando hay fuego cruzado".


3.    Sin título
Por: Diana Marcela

Eran exactamente las tres y treinta y tres de la tarde, un olor a café intenso permitió que me quedara en aquel lugar (....) Un pequeño, cómodo rincón. Divisé desde allí, venta de helados, raspados, obleas, gente que iba y venia por debajo de un sol fatuo como el fuego. me trageron el café, los  niños alegran el parque me decia  - mientras daba mi primer sorbo.

Un chequeo a la cancha, hombres sudados frente a un balón, otros en cambio, con sus convesaciones bajo los árboles.
Enamorados... Sentados o caminando, alrededor,  cogidos de la mano
- pensaba en Lorenzo -
me bajaba el café, suspiraba. Luego, en un giro inesperado entró al tertuliadero, un hombre de aspecto intelectual, delgado, con una escultural espalda, apuesto terminaba mi pedido, era hora de tomarme otro quizás ,  más grande. Necesitaba saber quién era ese personaje .
Me bastó un trick para agacharme, llevaba una bohina negra quise pasar desapercibida, habia algo en él que arrollaba toda la atención. Un estado de metamorfosis lo describia todo.
Se sentó, justo en frente de mí, no  sé si era susto, emoción, locura o desfachatez. Pensaba en Lorenzo.  ¡ Ahora que diablos tenía este hombre ! T r a n s c u r r i ó el tiempo, no pidió nada, solo dejó una nota que yo recogí.
Decia: Extranger 



  
4.    YAVÉ Y LUZBEL
Por: Nubia Torres Rueda

En el principio cuando Yavé creó los cielos y la tierra, pudo divisar desde lo alto un angelical ser cuya inocencia cautivaba. Viéndolo tan inofensivo y desamparado se compadeció, lo llevó al cielo, le sirvió de padrino y lo llamó Luzbel,  creció  sano, fuerte, inteligente y alegre, la gentileza y la obediencia hacían de Luzbel el más encantador de los ángeles del cielo.  Como alcanzó rápidamente la gerencia y manejaba las cuentas bancarias, la contabilidad, los negocios y asuntos pendientes del cielo se dio cuenta  por qué  Yavé  era un ser superior y poderoso al que todos obedecían, desde ese momento Luzbel comenzó a rebelarse.

Con el paso del tiempo se convirtió en un ángel desobediente, perverso y astuto.  Yavé, quien lo tenía fichado la vio fácil, le propuso que entre los dos continuaran la creación con la condición que todo debía quedar perfecto y si no perdería la chamba.

Luzbel, que cada día estaba más ardido pensó: este es el chance que tengo para correrle la butaca al jefe  y complacido aceptó.  Entonces, Yavé plantó un jardín en un maravilloso lugar llamado Edén, con toda clase de flores, verdes prados, viñas cargadas de uvas, higos y árboles cargados de frutas carnosas, agradables a la vista y buenas para comer.

Luzbel,  creyéndose más poderoso dijo: ¡que broten pinos silvestres, hierbas verdes y frescas, sauces llorones y frondosas ceibas¡.  Brotaron muchas hierbas malas entre ellas la mata que mata.

Yavé conmovido quiso ponerle una nota a la vida, inventó los instrumentos musicales más armoniosos: la flauta, la dulzaina, el arpa y la escopetarra, Luzbel para darle chispa fabricó las armas hechizas y la metralla.

Yavé siguió su labor, trajo a Adán y Eva y los puso en el Edén.  Luzbel que ya se había pillado la trama del árbol del bien y del mal esperó que Eva estuviera sola, le cayó y le dijo: no le coma cuento a Yavé porque el escondió el infierno en medio del paraíso y esto aquí se va a poner caliente, coma todo lo que encuentre y no le niegue la manzana a Adán que eso es un manjar.

Yavé lo seguía dejando mientras continuaba con su creación perfecta, esbeltas jirafas, cebras vestidas de blanco y negro, osos con trajes de felpa, mariposas amarillas, ovejas blancas como copos de nieve, las aves que surcan los cielos y el inmenso mar con los peces, corales, conchas y arrecifes.  Luzbel queriendo pasarse de listo y lleno de envidia se propuso hacer un charquito mucho más grande, lo logró, pero al poco tiempo se le murió, es el “Mar Muerto”, inventó animales esperando que fueran mejores que los de Yavé, pero, ¡que falla¡ al murciélago no le hizo hueco, a la culebra la dejó sin patas y a los sapos nadie los quiere.  Se dedicó a cometer toda clase de diabluras, desobedeció el noveno mandamiento de la ley de Yavé: cuando jugó en el equipo de los diablos rojos le bajó la mujer a un compañero y para rematar le prestó su avión privado a Bin Laden para que derribara las torres gemelas, por último, se la montó a Yavé por el nombrecito que le había puesto, fue a la notaría y a la parroquia donde lo bautizaron, se cambió el tan mentado Luzbel por el de Lucifer.

Yavé no se lo aguantó más y derechito lo mandó al infierno, al poco tiempo los ángeles negros se enchicharon dizque porque les parecía la vida muy aburrida desde que Luzbel había dejado el cielo y se fueron a hacerle compañía.


EL GRAN DESFILE
Por: Nubia Torres Rueda

Estos personajes de talla universal, un día, al ver tantas calamidades, desastres y niños desamparados en el mundo se conmovieron, organizaron un desfile para obtener fondos y poder brindarles ayuda.  Los patrocinaban inventores y diseñadores reconocidos.

El primero en desfilar fue Adán, acababa de llegar del paraíso donde estuvo actuando un tiempo corto en la obra teatral “el fin del edén”, se veía más delgado, tal vez porque ahora si le tocaba trabajar duro; hizo algunos arreglos para filmar el video de su canción “por la manzana es que estoy luchando el pan”.  Su pinta: un vestido de piel algo curtida por el sudor de la frente confeccionado por su sastre Yavé.

Al mejor estilo oriental se presentó Eva, una chica de cabellera dorada, muy guapa, con figura de diosa, venía del Edén, allí se especializó en modelaje.  Bastante mostrona lució un diminuto taparrabos hecho en hojas de higuera, andaba fascinada con la obra literaria “una pecadora”, comentó que si llegaba a tener hijos les pondría por nombre Lucy y Fer en agradecimiento a su gran manager.

Desde la tierra prometida llegó Sansón, profesión fisiculturista, entrenador y preparador físico de la pandilla de los israelitas que le daban en la jeta a la banda de los filisteos, quedó encantado con la serie “pandilla guerra y paz”, para variar, él traía lo último en corte de cabello impuesto por la famosa peluquera Dalila.

Ulises, el capitán de la nave negra de la Ilíada, armó la de Troya porque no le pusieron la canción que pidió “Díganle a Diana de Diomedes”.  Con cara calibre treinta y ocho salió a la pasarela vestido de traje marinero decorado con estrellas, insignias y medallas que había logrado ganar en las broncas y  combates, su diseñador era Homero.

El famosísimo Dante que se encontraba de luna de miel con Beatriz por lugares exóticos como el infierno, el purgatorio y el paraíso llegó con la piel bronceada, leía y reteleía la novela “una temporada en el infierno”, a todos les pareció divina la comedia que había escrito. Para la presentación vistió prendas en algodón suaves y muy ligeras diseñadas por Virgilio.

Le tocó el turno a la Gioconda de la casa de modelos de Leonardo Da Vinci, era tal y como la habían pintado: mirada lánguida, cejas muy pobladas, cabello oscuro y labios de ojal.  Llevaba puesto un vestido negro elaborado en lienzo, de escote profundo y un chal sobre los hombros, su mayor deseo: hacerse un cambio extremo.

El público recibió con aplausos y rechiflas a la despampanante Cleopatra, de ojos felinos, cabello rubio, cejas tatuadas y sonrisa de loba, vanidosa y presumida salió luciendo  lo último  en joyas egipcias, los anillos, collares y pulseras con figuras de serpiente y bien costosas se las sacó a Julio César con el cuento que si no se las compraba se dejaría morder de una serpiente, al poco tiempo levantó vuelo con Marco Antonio que la traía loquita con el poema “Revolcándose en la cama”.

Desde el más allá llegó Drácula vestido de capa y sombrero negro como todo un conde, se veía flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones, duró viajando varias noches, arribó al filo de la media noche como de costumbre.  Dijo que se quedaría para hacerse un diseño de sonrisa y una transfusión de sangre.

Para unirse a la causa y de paso ofrecer algunas de sus esculturas y pinturas viajó desde Florencia Miguel Ángel junto con el David; el Moisés y la Piedad no quisieron venir.  Miguel Ángel, el genio de mal genio, se agarró con el David porque concedió algunas entrevistas, le quitó los chiros y este se presentó en bola.  Las asistentes y uno que otro asistente se quedaron boquiabiertos.

El público aguardaba con ansiedad que aparecieran Romeo y Julieta, que como todos sabían, andaban más tragados que chingue de lavandera, ¡que tristeza¡ se llevaron tremenda desilusión cuando anunciaron que no vendrían porque William los había liquidado.

Terminado ya el desfile, Adán se le destapó a Eva, Sansón le cascó a Miguel Angel, Cleopatra y el David se fueron a revolcarse en la cama, la Gioconda lepagó a Dante y a Ulises para que durmieran con ella, a Drácula lo hospitalizaron porque le dio anemia y el público salió chuzado al entierro de Romeo y  Julieta.



5.    BESOS HECHIZADOS

Por: Laura Alejandra Santodomingo

Era una hermosa noche, cuando te vi Isabela, eras tan bella como las flores, un hechizo que penetraba cada parte de mi ser, cada vez que esos labios rozaban mi piel.

Isabela es alta, su piel es color canela, sus ojos son como el cielo tan hermosos y sinceros y sus labios rojos como la sangre, mide uno setenta y tiene treinta años, para mí es la mujer perfecta, aunque en mi mente pensaba ¿la perfección existe o solo estoy obsesionado?

Isabela conoce a Marco cuando tenía dieciocho años era una amistad verdadera, llena de muchas emociones. Marco le preguntaba al corazón….  ¿Isabela Isabela porque tus besos  me hechizan será amor, será pasión o solo serás una ilusión?

Pero lo que no sabía Marco es que Isabela tenía un lado oculto, un lado oculto que solo ella sabía. Isabela tiene una doble personalidad que la iba afectando más y más, en el día era una mujer hermosa, tierna, sincera y en la noche se convertía en una mujer cruel, fea y de un carácter insoportable, nadie sabía que esta mujer que era una mariposa se convertía en una oruga

¿Será que el amor de Marco es más grande que una apariencia? Marco e Isabela empezaron a tener cosas en común y la chispita del amor comenzó a brotar, Isabela y Marco eran tan felices juntos… Isabela angustiada y preocupada decide contarle su gran secreto.
— Hola Marco amor…..te tengo que contar algo
— Que mi vida dime…
— Marco es un gran secreto que guardo dentro de mí…. Mi lado oculto….
— No me asustes… ¿Qué pasa?.. Me das miedo
— Lo que pasa Marco es que soy fea, parezco una oruga
— Eres hermosa Isabela no digas eso
— Espera te voy a mostrar a ver si no cambias de opinión

El reloj marcó las seis de la tarde y de pronto  Marco quedo helado, Isabela se había convertido en una mujer tan fea que asustaba.
Marco tembló y empezó a tartamudear.
— Isa..be..la ¿Qué te pasa?

Esa es la verdadera Isabela en realidad lo que tú ves, es el reflejo de una mujer hermosa convertida en una fealdad. Marco al ver esa oruga de mujer salió corriendo para no regresar.
Isabela lloraba descontrolada y decía por qué me pasa esto. Siempre que me quiero acercar a una persona sale corriendo.

Pasaron los meses y de Marco no se sabía nada ¿será que Marco nunca quiso a esta mujer, solo estaba hipnotizado por su apariencia física?

El tiempo fue pasando, los años transcurrieron… y esta mujer sola, amargada y vieja. Isabela nunca pudo formar una familia, ese amor de juventud la marcó de por vida, su autoestima bajó, se moría lentamente como cuando la lluvia cae.

Isabela  cumple ochenta años es una mujer despreocupada por su apariencia y el paso de la vejez se ve reflejado, sus arrugas marcan sus dolorosos momentos.

Pasaron  cincuenta años que se preguntaba ¿Dónde está Marco? ¿Se casaría? ¿Me olvidaría? Tantas preguntas juntas pero sin ninguna respuesta, hace cincuenta años  no lo ve y ni sabe de él, lo único que se acuerda es ese catorce de febrero que ella decide contarle su secreto, ese momento es una pesadilla que marcó su corazón y su vida.

La lluvia caía intensamente, Isabela se sentía triste y deseaba morir. No aguantaba más. La mujer se acuesta en la cama y de un suspiro siente que muere su corazón.

En ese momento tocan la puerta, al no recibir respuesta esa persona decide entrar,
—Isabela…. Isabela…. Regresé, soy Marco.

Él subió lentamente a la habitación de Isabela y la ve durmiendo angelicalmente, sus labios rozan los de ella y estaba fría… ya esa magia no existía, no es un cuento de hadas que el príncipe le da el beso a la princesa y ella se despierta.

Isabela murió un catorce de agosto y una lágrima bajó por la mejilla de Marco. - Perdón Isabela por perder a una mujer tan maravillosa, por no llegar a tiempo y decirte lo mucho que te amé,  aunque me alejé siempre, te robaste mi corazón, mi  hermosa oruga que en realidad era lo más bello y no lo supe valorar, se acuesta junto a ella y el muere de tristeza y agonía.

La vida se acaba tan rápido, empezó con un hechizo, surgió el amor y se acabó con dolor.

La verdadera belleza es la que refleja el corazón.

6.    SIGO LUCHANDO

Por: Carlos Eduardo Torres Jaramillo.

En un terreno escarpado, sólo accesible por vías peatonales en forma de escaleras, y los cuales caracterizan muchos de los cinturones de miseria que rodean nuestra ciudad, se puede observar, a través de la ventana de su habitación, la silueta de una mujer. 

Algo en esa mujer resulta inquietante. 

Su inmovilidad contrasta con los movimientos que suelen acompañar el despertar de la ciudad. Aparentemente ajena a lo que sucedía a su alrededor hace, con sus ojos un recorrido por todos aquellos lugares que le resultan significativos. 

La tienda donde suele adquirir los comestibles y elementos necesarios para su hogar le recuerda el cuaderno donde la dueña de este establecimiento registra lo que le ha fiado, así como su compromiso de abonar a la cuenta pendiente.  Un poco más allá su mirada identifica la casa donde vive su comadre y con quien son amigas desde que eran niñas, y cuyo apoyo ha sido tan importante estos últimos años.  El colegio donde estudian sus hijos evoca en ella el deseo de que estos logren una vida menos difícil de lo que le ha tocado a ella.  El puesto de salud le recuerda las ocasiones en que tanto ella como sus hijos se han enfermado.  La iglesia a la cual acude en busca de apoyo espiritual.  El parque del barrio, el cual ha pasado de ser un lugar de esparcimiento para niños y familias del sector, a convertirse el sitio peligroso, donde predomina la presencia de consumidores y expendedores de sustancias psicoactivas. 

En este recorrido no puede menos que privilegiar la casa en la cual vive en compañía de su madre y de sus dos hijos, Sara y Pedro, de 15 y 8 años respectivamente.  Una de esas viviendas que, como es común en los barrios populares, son construidas y remodeladas a medida que lo permiten los escasos ingresos de sus habitantes.  El piso en su mayoría en cemento gris, ha sido reemplazado en algunas partes por el baldosín.  Aunque el zinc es el material que predomina en el techo de esta casa, en ciertos lugares se hallan tejas de barro y en otros, una placa de cemento.  Las paredes en su mayoría en ladrillo desnudo.  Otras se encuentran pañetadas estucadas y pintadas. 

Una mirada a la habitación en la cual se encuentra le permite observar un mobiliario escaso y desvencijado. En el momento en el cual sus ojos se posan sobre algunas de las manualidades elaboradas por sus hijos, una leve sonrisa asoma a sus labios. 

Sin poderlo evitar, la mente de esta mujer se traslada a las ilusiones que la acompañaron en su juventud. Aun recuerda las narraciones que, durante su infancia y primeros años de adolescencia, le hablaban de un príncipe azul que la rescataría y la haría feliz. La Cenicienta, la bella durmiente, así como algunas de las telenovelas con las cuales busca amenizar los escasos momentos libres, insisten en mostrarle a una mujer que, luego de enfrentar un gran número de dificultades, encuentra un hombre que le brinda una vida de felicidad.  Ella también encontró, o mejor dicho, creyó encontrar alguien así.  Alguien con quien ella estaba segura, construiría un hogar, educaría unos hijos y envejecerían juntos
Sin embargo, y sin tener claras razones, en un momento dado todo cambió.  Las palabras de amor se convirtieron en insultos.  Las caricias se transformaron en golpes.  Las atenciones desembocaron en infidelidades. Y los planes de un futuro mejor se tornaron en irresponsabilidad y abandono. 

Recuerda como, con los sueños deshechos, y dos hijos, fue al lado de su madre que encontró refugio.  Una mujer de sesenta años, quien llegó desplazada a la ciudad luego de que su esposo fuera asesinado al negarse a entregar sus tierras a un grupo de hombres armados. 

La calma que para un observador externo podría representar esta imagen se ve rota por un leve sobresalto cuando, a las cinco de la mañana, el sonido del despertador le indicó el inicio de una nueva jornada.  Se dirige al baño donde inicia su arreglo personal.  Desde ahí en voz alta llama a sus hijos. 

Una vez que sus hijos han salido de la casa, se dirige presurosa al paradero que la llevará al lugar donde la espera una nueva jornada de trabajo. 

Consciente de las responsabilidades que marcan su vida, no le queda más que decirse a sí misma: 
Otro día para seguir luchando.   


7.    EL DÍA QUE CAYO UN METEORITO

Escrito por:  OSCAR ALFREDO HERNANDEZ DIAZ

Había una vez un País con una ciudad que deslumbraba de belleza, con paisajes naturales que envidiarían los más hermosos parajes de otros Países, ¡ah! La ciudad de la cual hablo se llama Ciudad Paraíso, se encuentra ubicada en el extremo oeste del departamento de Santander, situado geográficamente en Sur América en el hermoso País de Colombia. La habitaban personas que se dedican únicamente a una labor. Sus pensamientos y acciones están dispuestos en una sola actividad, la de trabajar, acción que reconforta e impulsa a todas aquellas personas a salir de sus hogares en búsqueda del sustento diario para sus familias, pero estaban tan entregados a su labor que ya todo lo realizaban en forma mecánica.

Se despertaban muy temprano, preparaban sus alimentos, se arreglaban para salir y partían en su transporte a los lugares de trabajo, en donde continuaban sus actividades en forma mecánica, retornando nuevamente a sus hogares al término de la jornada laboral. No tenían un solo día de descanso y los niños se dedicaban a asistir al colegio y en sus casas pasaban largas horas frente a un televisor, viendo toda clase de programas.

Todos los días las personas de Ciudad Paraíso, hacían lo mismo. Debido a su vida tan monótona se habían convertido en seres que no expresaban una sola palabra, se comunicaban  a través miradas y señas que realizaban con sus ojos, su boca o sus manos. Nadie expresaba algún sentimiento ya fuera de amor, rabia, o tristeza. Con todo esto ¿podrían imaginarse lo difícil y aburrido que era el vivir en este lugar?; ciudad que no hacía honor a su nombre.

Pero esta historia tiene su inicio un día viernes donde todo transcurría en completa normalidad, lo único excepcional fue que el cielo se encontraba muy despejado, pues dejaba ver un azul muy claro en el horizonte. Situación que para esos días no era normal, pues las lluvias habían acompañado las jornadas laborales de todos los habitantes de esta ciudad. Desde muy temprano cuando el sol extendió sus alas sobre la urbe y dio inicio con el Alba a un nuevo día; todas las personas de esta ciudad se preparon para salir de sus hogares. Mientras tanto en un barrio de esta ciudad, edificado con humildes viviendas, hechas en tabla, cartón, plásticos y latas viejas, con calles dibujadas en barro y bordeadas por verdes pastos de maleza. En una de estas casas, vivía un niño de 12 años de edad, llamado Damián; hijo único de Zoila y Alfredo, a quienes los había perdido hacia un año en un accidente de tránsito. Damián vivía solo en esta casa, se alimentaba con las limosnas que recogía en el día, pero la mayor parte del tiempo se la pasaba, largas horas sentado en un barranco con la mirada al cielo, montado en una nube de sueños.

Damián tenía una limitación en su ser, pues no podía escuchar por lo cual no conocía palabra o sonido alguno, cosa que no lo diferenciaba de los demás niños de esta ciudad. Lo único que hacia la diferencia en Damián era que el ponía a volar su imaginación dándole alas y rienda suelta a sus sueños, ya que anhelaba pasar grandes aventuras al lado de su padre, aventuras en la que ellos eran los protagonistas y héroes de estas hazañas. Uno de los personajes que creo en su imaginación fue el ser un pirata llamado Damián Barba Negra, con un sombrero grande, un parche en su ojo, una pata de palo y un instrumento en sus manos.

-       ¡Pero no era cualquier instrumento!

Él quería coger un lápiz y dibujar en la cara de las personas una sonrisa, transformándolas en caras alegres. El pensaba que como pirata al dibujarles una sonrisa, les robaría la frialdad con la cual estaban viviendo en su ciudad y haría que todas las personas hablaran y se comunicaran todos entre sí,  disfrutando de actividades como paseos, caminatas, juegos, cosas que el anhelaba hacer y nadie hacia.

Pero luego de un buen rato de estar sentado en el barranco mirando al cielo, Damián despertaba de su viaje y descubría que todo seguía igual. Seguía siendo el mismo niño con harapos viejos y rotos, pelo enredado, zapatos descocidos y sin la punta  pues dejaban ver sus dedos, con las uñas negras y largas.

-       ¡Este era Damián!
-       ¡Pero eso sí! tenía algo que no tenían los demás, estaba lleno de esperanza, y sueños.

Todos los días salía muy temprano al Colegio llamado Santos del Rosario, para lo cual debía caminar por los senderos de su barrio. Caminatas que se convertían en siete cuadras, cosa que para él no era un problema si no una aventura, transformándose en el pirata Damián Barba Negra.

Como Damián no tenía plata para comprar los cuadernos o pagar una mensualidad, las clases las recibía sentado en la rama de un árbol, que estaba ubicada a un costado de la parte principal del colegio, frente a las ventanas de los salones de clases. Desde allí ponía toda su atención a las clases.

Por su sordera las actividades de la escuela no era un problema, como nadie hablaba, no se requería mucho de este sentido, el se entretenía viendo escribir a la profesora en el tablero.

-       Pero dirán ustedes ¿cómo puede dictar clase una profesora sin hablar?
Pues muy sencillo….

La profesora lo único que hacía era escribir en el tablero, después de llenar todo el pizarrón se sentaba por 10 minutos y luego se paraba y borraba nuevamente el tablero, y volvía a realizar la misma actividad, hasta que sonara el timbre de salida.

Pero este día Damián cuando procedió a subirse al árbol a oír las clases como de costumbre, observo que un pájaro carpintero estaba abriendo un hueco en la parte más alta. Este árbol era tan grande que comparándolo asemejaba la altura de una catedral, y tan ancho como un bus, algunos decían que era tan antiguo este árbol que nuestros indígenas antes de la conquista lo habían sembrado, otros decían que era una ceiba y que siempre allí había estado. Lo cierto era que Damián había tomado la opción de subirse hasta la rama donde se encontraba aquel pájaro carpintero y mirar a detalle cómo era que este pequeño animalito podía desarrollar tanta fuerza para poder romper la fuerte corteza de tan majestuosa ceiba.

Damián dejo sus zapatos en la base de aquel árbol y empezó a subir rama a rama, pero lo hizo teniendo siempre el cuidado de no pisar en falso y caer de este, pues a su corta edad ya era consciente de lo que le podía pasar si caía de tal altura, pero como a Damián su imaginación y la curiosidad le dominaban todo su ser, esto no fue impedimento para realizar tal hazaña.

Al momento de llegar a la rama donde estaba aquel pequeño carpintero, muy cuidadosamente sin ir a espantarlo, se fue acercando hasta lograr una posición en la cual pudo observar detenidamente, como salían los pequeños trozos de madera del hueco que estaba labrando esta ave y veía como movía tan rápido la cabeza…

-       ¡Escena que lo dejo muy sorprendido y entusiasmado!
-       Pues nunca antes la había visto.

Estando en esas observo a lo lejos una bola de fuego inmensa, la cual se movía a gran velocidad por el cielo, dejando una huella en el firmamento, huella que parecía humo, y la siguió con su mirada hasta divisar cuando cayó aquel extraño objeto que nunca antes había visto, lo cual dejo tan impresionado a Damián que lo hizo  perder el equilibrio y caer quedando de cabeza colgado a tan solo unos centímetros del suelo, gracias a una rama que engarzo en uno de los rotos de la bota del pantalón.

-       ¡Vaya que susto el que se metió! pensó que se daría un buen golpe contra el suelo.
Pero Damián con lo curioso que era no se podía conformar con lo que había visto, tenía que satisfacer la necesidad de respuestas que su pequeña cabeza le dispara a gran velocidad. Tan pronto logro zafarse de la rama procedió a ponerse los zapatos que había dejado en el suelo, y al darse vuelta observo que en la entrada de la escuela estaba la señorita Herlinda, quien era la profesora de geografía, y al lado de ella estaba su mejor amiga Rosaura, estudiante de este colegio, quienes estaban mirando hacia el firmamento, pues se habían dado cuenta de lo que había caído del cielo.

Damián no obstante tomo la decisión de ir hasta el sitio donde había caído tan misterioso objeto, pero de todas formas él entendía que a su corta edad no era conveniente realizar tal trayecto, pues en el recorrido la bola de fuego su descenso lo había hecho por los alrededores del cañón del Chicamocha, y desde el sitio en que el encontraba hasta el lugar del aterrizaje por lo menos habría unos 80 km.

Pero ¿cómo hacer tal trayecto sin correr algún peligro?

Entonces maquino en su mente y vio a la profesora Herlinda y a su amiga Rosaura, y sin más dar las cogió de la mano y cual urgencia existiera corrió tirándolas unos metros, pero como no sabían que era lo que quería Damián, se soltaron de sus manos… y Damián haciéndoles ademanes con sus manos les indico que lo acompañaran señalando hacia el lugar donde había visto el aterrizaje.

Se miraron a los ojos profesora y alumna, seguidamente voltearon a mirar a Damián y  dieron un sí con su cabeza. Se cogieron los tres de las manos y emprendieron su expedición, partiendo con tal firmeza y convicción, en una carroza que por allí pasaba, compuesta por un caballo y un planchón con dos redas. 

Ya en las afueras de la ciudad decidió Herlinda su profesora comprar algunas cosas que necesitarían por lo que se dirigió a un supermercado que había en una surtidora de gasolina. Al entrar en él se sentaron en una silla Damián y Rosaura, pero Damián no podía parar de imaginarse aquel extraño objeto que había visto caer del cielo y empezó a dibujarlo en una hoja de papel que había arrancado del cuaderno de Rosaura. Estando en su labor  se le acerco un señor de avanzada edad y miro fijamente aquel dibujo que Damián trazaba cual exactitud asemejaba al real. Damián lo voltio a mirar y el señor tomando un lápiz escribió en el papel

-       “Mi nombre es Prospero, yo sé donde cayó el objeto que dibujaste y si lo desean los puedo llevar hasta el sitio.
-       Sonriendo Damián corrió donde su profesora y le mostro lo que había escrito el señor.

Al leer esto Herlinda volteó a mirar a Próspero y con un movimiento en su cabeza un si le dio.
¡Con tal rapidez ¡ Prospero los guio hasta su vehículo, una camioneta Ford 100, de color rojo, con carrocería en madera, que aunque no era tan nueva, la hacía apenas para la aventura que iniciarían.

Después de tratar de arrancar el vehículo por varios minutos, por fin este encendió y se acomodaron en la cabina.

Prospero de conductor, luego Damián y la señorita Herlinda, quien en sus piernas sentó a Rosaura. Ya todos listos, empezaron su trayecto mientras observaban por los espejos como se alejaban de la ciudad, apareciendo arboles a su alrededor.

Pasaron por hermosos paisajes, por puentes que atravesaban grandes ríos, ya recorrido dos horas de su trayecto de repente el carro se detuvo, sin que el conductor supiera el motivo. Después de que Prospero realizara una cantidad de revisiones a la camioneta, por todos los lados, por encima  y por debajo, se acerco a ellos y con un gesto de desconsuelo en su cara, les dio a entender que no podrían continuar.

Sin más se bajaron del vehículo y dándole un fuerte abrazo Damián y Rosaura, agradecieron a Prospero su ayuda, no sin antes el les señalara el camino por el cual deberían seguir.

Ya desde lo lejos tras cruzar una cerca volvieron a mirar a Prospero y con nostalgia un adiós con la manos le dieron.

Paso a paso y en fila india siguieron su camino, la señorita Herlinda encabezando la marcha saco una flauta de su bolso y empezó a tocar una canción tan melodiosa que hizo que los pájaros la siguieran en coro con su silbido y detrás la siguieron saltando y bailando Damián y Rosaura. Esta canción que al poderla cantar decía:

Esta mañana salí al parque
Caminando, algo escuche
Me detuve y vi que por entre los árboles
Que algo se movió
Eran las aves que cantaban y saltaban
Con su silbido me alegraron el alma y todo mi ser.

Ellos cantaban y saltaban, de rama en rama
y yo los seguía también
cantando y saltando
de pronto se fueron uniendo
Todas las aves que en el parque había
Todos unidos entonamos las siguientes notas:

Fui, fui, fi, fu, fo….
Fu, fo, fo, ju, ju. (Bis)

Después de haber caminado por alrededor de una hora ya bordeando el medio día, con el estomago crujiente, Damián y Rosaura le hicieron ver a la señorita Herlinda que debían parar un momento, para comer algo y recobrar energías para continuar la travesía.

Entonces la profesora observo una vivienda que sobresalía en la maleza, señalándoles el lugar se dirigieron. Al llegar a esta encontraron una casa vieja con techo en paja, paredes en barro, y una puerta medio abierta que ya parecía caerse, alrededor de la casa observaron unos animales, cinco gallinas, un gallo, tres cerditos, una vaca, dos pavos, un gato y unos corrales que tenían en su interior dos conejos grandes y ocho pequeños, de pronto salió de la casa un perro que delato la presencia de ellos, en el lugar.

Enseguida una señora salió de la casa y con una sonrisa en los labios los invito a seguir, ya adentro la señora con señas les dio su nombre “Clara de Luna” y les presento a sus cuatro hijos; Verano, Invierno, Otoño y Primavera. Por un momento los dejo solos en la sala y cuando llego les brindo a cada uno un plato de caldo, y un agua de panela

-  ¡Que apropiado fue esto para el momento!

Pues no paso más de 2 minutos antes de que Damián y Rosalba entregaran los platos vacios, dejando ver  su necesidad ya saciada. En esos momentos entro a la casa un señor con barba larga, un parche en su ojo, y cojeaba al caminar, tenía un sombrero grande, y al verlo Damián se quedo tan impresionado que trato de gritar

-       ¡Pero no de miedo!

Si no de alegría…. pues aquel ser que había creado en su mente, el pirata Damián Barba Negra, había cobrado vida en ese momento.

¡Pero no era cierto!

Aquel hombre que tenía tal parecido a su héroe imaginario no era más si no que el esposo de la señora Clara de Luna  y el padre de aquellos cuatro pequeños niños. Con desencanto se sentó Damián pero con la mirada aun reluciente por tal similitud y coincidencia que tenía en frente suyo.

El señor se presentó escribiendo en un papel su nombre “Crisanto”. Ya habiendo comido, descansado y presentado todos, Damián mostro el dibujo que había hecho del meteorito, al señor Crisanto, con esperanza de que él lo pudiera guiar en su búsqueda y este le tomó de la mano y le señaló una montaña que se veía a lo lejos en sentido por donde sale el sol, habían corrido con suerte de que él había visto caer el objeto.

Como nuestro nuevo personaje Crisanto sabia que el trayecto no era corto, pero si extenuante, se fue para la parte de atrás de la finca y volvió con dos caballos, y uno se lo dio a la señorita Herlinda, para que se montara con Rosaura, y en el otro caballo montó a Damián, se despidió de su esposa y sus cuatro hijos. Se monto en el caballo uniéndose a la búsqueda.

Cabalgaron alrededor de unos 30 minutos, por entre la montaña y al estar avanzando por la ladera de aquella selva, de repente todo el grupo ingresó a un campo despejado que se abría de entre los árboles y la maleza, sitio que abarcaría unos doscientos metros. Este paisaje era tan desolador dando la impresión que los árboles que algún día allí estuvieron hubiesen sido incinerados…….. se veía cenizas y pedazos de carbón y madera revuelto con barro, esparcido por todo este sitio.

Recorriendo el sitio vieron en el centro de este paisaje un cráter de unos 30 metros de diámetro y seis de profundidad, pues podía calcularse. Damián sin pensarlo dos veces se bajo de su caballo y corrió al centro del cráter, tratando de detenerlo la profesora Herlinda y Crisanto, intento que dieron fallido, pues era tanta la intriga que Damián tenia, que no había poder humano que impidiera su propósito.

En el centro se hallaba una gran piedra de un grandor parecido al de una llanta de un carro, pareciera un pedazo de carbón este extraño objeto. A su asombro se unieron el resto del grupo, Damián señalo la piedra a Crisanto para que le ayudara a sacar de este cráter y poder montarla a su caballo, pues las intensiones eran las de llevar esta roca a ciudad Paraíso, para exhibirla tal cual premio. Ya subido y amarrado en el caballo la enorme piedra, y contentos de haber cumplido la misión, retornaron en búsqueda de sus pasos para volver de donde habían partido. No tardaron mucho en llegar a la casa, pero como la noche ya venía con su manto cobijando el valle y las  montañas, decidieron quedarse esa noche para el día siguiente emprender su marcha de retorno a ciudad Paraíso. Esa noche Damián no pego el ojo, pues solo el imaginarse la cara que pondrían todas aquellas personas de ciudad Paraíso se apretaba el corazón de la emoción que si gritar pudiera lo hacía.

Ya de mañana la cosa era otra la piedra la habían dejado afuera del corral en la tapa de un pozo que había en esta finca y de donde sacaban el agua. Al intentar mover la piedra Damián esta se le resbalo y cayó en al fondo de este pozo, y con la piedra cayo Damián su esperanza y alegría. Casi que lo alcanza a coger Crisanto, al pobre Damián si no es por su pie que se enredo con una pala que había en el suelo. Llenos de tristeza, desilusión y con su orgullo por el piso, empezó un llanto el cual no dejaba de parar, y a él se le unieron por solidaridad, Rosaura, y los pequeños Verano, Invierno, Otoño y Primavera, situación que empezó a entristecer el día, nublando la mañana cual si fuera a llover. Crisanto como puedo se metió en la profundidad de aquel pozo a sacar a Damián a sabiendas de que ya no podrían hacer algo por él. Ya fuera del pozo lo tendió en el piso sobre una sábana blanca y una suave brisa a acaricio el cuerpo de Damián. Todos se arrodillaron al pie de aquel niño que solo las ilusiones y los sueños lo inundaban, lo cual había sido lo que los había llevado a realizar tal aventura. Solo lágrimas cayeron envueltas en gotas que rociaban las nueves cual si también acompañaran el dolor que aquí inundaba.

Ya resueltos decidieron armar un pequeño cajón de madera, sin la tapa, pues la cara de Damián era tan angelical que taparla solo seria privarse de tal delicadeza y tranquilidad que inspiraba. Como lo único que en la mente había de aquel niño y lo cual motivo de su deceso fue, decidieron sacar del pozo la piedra que tanto había inspirado a tal travesía, y colocándola a su lado la dejaron. En una carroza con un caballo montaron el cuerpo de Damián y la piedra. 

Y con rumbo a ciudad Paraíso zarparon, en el camino las personas se fueron uniendo a la caravana y tanto así que al entrar a la ciudad habían tanta gente que contarse no podría, todos asemejando un rio humano y con la noche en velas hicieron su ingreso a ciudad Paraíso. Como era tanta las personas que se les unieron solo el parque principal de la ciudad podía atender a toda a aquellas personas que con solo mirar tocar por última vez al pequeño Damián se conformarían. Ya ubicado se empezó a rodear al cuerpo del niño que lo adornaron con flores de todos los colores, y una fuente grande arrullaba la tristeza y soledad de aquella noche. Solo la pequeña Rosaura empezó con un llanto suave, y se le fueron uniendo uno a uno las más de quinientas mil personas que hacían romería e el sitio, fue tanto el dolor que empezaron a salir como voces de su garganta, las cuales se tornaron en voces de dolor, y estos en gritos y llantos, que si al escucharlos escalofríos transmitiera. Estando en esto empezó a moverse la piedra como si un fuese un huevo de donde un pollo quisiera salir, lo cual enmudeció a los que allí alcanzaban a ver, de repente la piedra se quebró, y de su interior un bola de color blanco incandescente salió cual ave fuese, y parándose sobre la cabeza de Damián un fuerte destello desplego sobre aquel lugar, que encegueció a todos, luego al tratar de abrir los ojos estas personas vieron a Damián de pie sonriendo y en sus manos aquella esfera resplandeciente, aplausos y gritos de alegría de transmitió por toda la ciudad, gritos que acompañaron voces y con esto un nuevo mundo y una nueva gente en esta ciudad, pues el sueño de Damián se había hecho realidad, lo único que faltaba eran sus padres los cuales aparecieron entre las personas, que milagro era este aquella esfera había logrado no uno si no tres milagros, el de revivir a Damián, cambiar a las personas de esta ciudad, y revivir a los padres de este pequeño niño que la esperanza y los sueños en un mundo mejor transformaron todo lo que le rodeaba. Pero esto no era todo una voz dentro de la esfera salió y pronuncio las siguientes palabras. Pueblo de ciudad Paraíso, ustedes fueron los que hicieron los milagros, solo un corazón tan dulce, sincero, y lleno de amor es capaz de transformar una piedra en una luz, es así que su corazón era tan duro y frio como la piedra que aquí cayo, pero si se lo proponen solo ustedes pueden cambiar todo aquello malo que les rodea. Tengan fe y por su Fe serán salvados, y sin más decir se precipitó sobre el cielo y en la claridad del firmamento e perdió en las estrellas. Quedando abrazados Damián y sus padres, y todas aquellas personas que presenciaron este acontecimiento entendiendo así lo que deberían hacer, de aquí en adelante. Desde aquel entonces ciudad Paraíso cambio totalmente la alegría se veía por doquier y valores como la amistad, el perdón y el amor, sobreabundaba, y ya todas la personas de otras ciudades querían venir a vivir en este lugar que el paraíso no tendría diferencia en similitud.

“Inspirado en un mañana mejor que solo nosotros podremos cambiar, y que la fe y la esperanza que brote de nuestro corazón cambiaran las estrellas que guían nuestro camino”

 
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